martes, 13 de noviembre de 2007

LA PIEL CONTRA LA ROCA


Conozco pocas sensaciones comparables al placer que supone conquistar la cima de una montaña deseada. Una vez en la cumbre, el esfuerzo, el miedo, la sed, el cansancio, se ven recompensados por una increíble sensación de paz, de laxitud, de triunfo. Yo personalmente amo los momentos justamente anteriores de pisar cima, esos metros finales en los que ves al alcance de la mano el objetivo deseado y sabes con certeza que va a ser tuyo, el corazón se acelera y el organismo empieza a segregar endorfinas, el subidón es tan grande que ninguna droga puede igualarlo... Bueno quizás sí...Tú también la conoces

1 comentario:

La Luciérnaga dijo...

Hay días en los que estar contigo me da vértigo. Me parece mentira ser tan feliz, me da miedo perderte. Son sensaciones encontradas. Supongo que parecidas a las que tú relatas.

Hay días en los que estar tan lejos, se me hace especialmente duro. Hoy (una vez más), es uno de esos días.

No sé por qué esta vez, está siendo tan difícil. No lo entiendo. Pero sé que el sábado se acabará todo esto :)

Hale, ¿no querias comentarios más personales? ;)