Uno de mis compis de aventuras por el mundo del alpinismo sufre últimamente un extraño enamoramiento por las aristas de las montañas. Recorrer una afilada arista produce sensaciones encontradas; por un lado motiva enormemente el hecho de intentar superar un reto que tiene tanto de alpinismo como de funambulismo y por otro lado uno siempre tiene presente que un traspiés en este terreno tiene consecuencias generalmente catastróficas. Una vez puestas esas sensaciones en la balanza sólo queda esperar a ver como se inclina inexorablemente del lado menos racional y esperar que la actividad resulte disfrutona...Por momentos se consigue, los mas, en otros en cambio deseas tener una afición menos necia y envidias al rebaño, con su tele, su camiseta imperio y cerveza adosada, su fútbol, su partida de tute...
NI DE COÑA!!!
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