miércoles, 14 de noviembre de 2007

DESIERTOS


Siempre me había causado extrañeza la fascinación que sentía Bonatti; el mejor alpinista de los últimos 60 años; por las selvas y los desiertos. Qué el hombre que había marcado una época en el alpinismo hubiese sido conquistado por un mundo tan distinto a sus montañas, su hábitat natural, me intrigaba enormemente.
La contemplación de una puesta de Sol en el Sahara y sobre todo el amanecer en un oasis en medio del desierto; me sirvió para resolver todas mis dudas. Ambos mundos tienen mucho en común, el carácter extremo de su climatología, la necesidad imperiosa de disponer de agua para la supervivencia, el sufrimiento físico que supone avanzar por ambos. Pero sobre todo lo demás se impone la extraordinaria paz que te rodea en ambos lugares, paz que uno sólo puede encontrar en lugares como estos.
Si Bonatti escalaba de forma frenética para escapar de sus demonios y para demostrarle al mundo cuan ruin puede llegar a ser la especie humana; bien puede ser que los desiertos le proporcionasen la paz interior que tanto ansiaba.
La vida puede ser como escalar montañas o la travesía de un desierto, tremendamente dura; pero también esta llena de cumbres y de oasis que una vez alcanzados alejan nuestros demonios y nos llenan de Paz.
Buscad esa cumbre y ese oasis, cuando menos lo esperéis aparecerá ante vuestros ojos y no dudareis...Yo no lo hice.

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