lunes, 17 de diciembre de 2007

AMOR VERDADERO

Cuando escucho la frase ," cuanto mas conozco a la gente mas quiero a mi perro ", no puedo dejar de pensar que no puedo estar más de acuerdo con una sentencia.
Los perros nos quieren porque si, de forma incondicional, sólo nos piden un poco de cariño y agua y comida de forma regular, nos quieren hasta el punto de dar la vida por su dueño. En esto se parecen al cariño de unos padres por sus hijos, con la diferencia de que a veces los hijos necesitamos que ese cariño venga adornado con un Geiperman, un Scalextrix, una Play, la paga del finde etc...A su vez existen los padres que dan todo eso para poder recordar a sus hijos cuanto se han esforzado por ellos a lo largo de su vida.
Luego están los amigos, la amistad está regulada por unas normas de conducta que varían según la edad de los componentes del grupo, según su sexo, según su condición sexual etc... las normas que son validas en un grupo pueden ser origen de conflicto en otro formado por gente de la misma edad, sexo o condición sexual, es decir, todo un misterio. Lo que suele ser inherente a todos los grupos es esa estúpida norma por la que a un amigo debemos permitirle y perdonarle casi todo, cuando la única que debería ser universal es la de que a los amigos jamás debería fallarseles. No suele faltar el individuo que en sus relaciones de amistad aplica la máxima de: " amigos hasta el tiempo de los figos, después de los figos mierda pa los amigos ". Es el típico individuo que para sus amigos sólo tiene derechos y nunca deberes, y que se interrelaciona con ellos según sus necesidades; cada cierto tiempo nos regala una ínfima muestra de afecto con la que supuestamente debemos sentirnos reconfortados.
Luego están las buenas personas, las que siempre dan mas de lo que reciben, las que se preocupan de padres, amigos y parejas y reciben poco o nada, de las que todo el mundo se aprovecha confundiendo su bondad con la estupidez, creyendo los egoístas que el hecho de que sean buenas por naturaleza les obliga a soportar que se aprovechen de ellas.
De todas formas, estoy convencido que estas últimas encontrarán recompensa, un amor incondicional y verdadero, como el de un perrillo, que las quiera y las cuide sin pedir nada a cambio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y a los hermanos, ¿en qué grupo los metes?